...Piensa...

Hay poco de lo que puedo decir que me arrepienta de haber hecho, porque tengo esta filosofía de que el hombre, en general, es dueño de sus actos, que antes de hacer cualquier cosa y tomar alguna decisión, por mínima que sea, debe ser pensada y analizada. Incluso eso que espontáneamente hacemos puede y nos cambia la vida, en pequeñas dosis o un vuelco de 180°, nunca lo sabrás de antemano. Por ende, cada acción trae consigo una consecuencia y debemos aceptarla. ¿Cómo vas a arrepentirte luego? ¿No fuiste tu acaso quien tomó la decisión? Entonces, no tienes derecho a quejarte luego.

Ahora, ¿Te pasas tú la vida arrepintiéndote? ¿O eres de los que asumen, aguantan el golpe y siguen caminando?

En este sentido, he conocido muchas personas que se pasan la vida pidiendo perdón, por las cosas mal hechas, por actos que no debieron ser cometidos, palabras que no debieron ser dichas, sitios que no debieron ser visitados ese día, a esa hora, en fin… se gastan la vida mirando al pasado repasando los hechos, pensando en “que podía haber sucedido si…”, una pérdida de tiempo, a mi parecer. No digo que hay que ir meditando todo concienzudamente, que ladilla. Lo que digo es que hay que asumir, responsabilidades, riesgos, consecuencias.

Cuan distinto sería todo si por un momento, antes de hacer algo, pensáramos un poquito en los demás. Ponerse en los zapatos de otro hace que te des cuenta que algunos han de quedarte grande y otros demasiado apretados.

Cuando suena el mazo en la mesa, sabes que ya no hay vuelta atrás y puedes cambiar vidas, no siempre para bien.

Los jueces están en el juzgado y hacen valer la ley, no tomes un rol que no te corresponde.

Carta para Em.

Recuerdo como de niña soñabas con ese amor de la adolescencia que se convertía en el compañero de tus días, como en los cuentos de hadas, pero tus inicios en los asuntos del amor, aunque fue bonito, de cierta forma, estaba muy lejos de ser idílico. Luego pasaron algunos años y conociste el amor de tu vida, pero te rompió el corazón, los sueños, la vida y todo lo demás. Te permitiste enamorarte nuevamente y no hicieron más que jugar contigo (queriéndolo o no) y así fue como llegaste al punto de tu vida donde te hartaste de todo y de todos.

Imagino… No. Sé que te han roto el corazón muchas personas, “príncipes”, amigas y amigos, tu familia, en fin… La gente parece saber cual es tu debilidad e ir directo a por ello, a joderte el bendito talón de Aquiles, a joderte la vida y la existencia.

¿Sabes por qué?

Te lo voy a decir, no es un secreto, es solo que pocos lo aceptan. Das demasiado, amas demasiado y todo eso demasiado rápido. Porque parece ser que “demasiado” es la palabra que te define.

Tan emocional y sentimental como eres, pareces ser un imán de gente que te hace daño.

Llevas en la frente el cartel de pendeja y no haces nada para borrarlo o quitarlo.

No seas tonta, no te dejes, sabes que eres más fuerte que cualquier maldad y que cualquier envidia, ¿porque lo sabes, verdad? Tú has soportado y superado cosas más fuertes y feas que esas y aún sigues aquí, luchando. Entonces, ¿por qué tienes miedo niña?

No te digo que no creas en las personas y que no confíes, porque dejarías de ser tu, pero dale con cuidado, con pausa mi amor, no puedes ir por la vida como si se te fueran a decir en cualquier momento «time’s over» y por eso vivir en una carrera constante, entregar todo de buenas a primeras sin saber si la gente te merece… Por eso es que te llevas tus coñazos.

Ya no eres una niña (de edad), aunque lo sigas siendo de corazón, debes aprender y practicar la prudencia mi Em, porque tu vulnerabilidad la puede oler (como perro) quien quiera hacerte daño.

Cuídate, porque de ti depende que yo siga aquí y pueda decirte al oído o escribirte, de vez en cuando, aunque sea para decirte, «la estás cagando» o un simple «bájale dos» para regañarte o recordarte cuanto extraño a esa niña soñadora y romántica que solías ser.

Si tan solo pudieras volver…

Yo mantendré la esperanza viva de volverte a ver (como sólo en dos ocasiones), esperaré que llegue alguien que saque lo mejor de ti (porque para que pase necesitas ayuda), que vuelvas a ser tu, sin las capas y entonces, yo, seré feliz, por ti, por mi, por las dos, que somos una, aunque ahora estemos divididas.

Vive, sin miedo, por favor.

Te amo, aunque a veces no te des cuenta.

Tu «Emi»

:P

Amor es... #CartasConDestinatario3

¿Amor?

Amor era ese viejito que vivía haciéndome cosquillas en las rodillas, la viejita que lloraba cuando tenía hambre y que solía decir que yo tenía manos de ángel cada vez que le masajeaba los pies; amor es aquel viejito de continuo seño fruncido del que saqué mi carácter, sí el de los ojos azules y la cabeza medio calva, el que me regañaba si le decía que quería ser monja porque según él, debía tener familia y si le decía que quería ser Ingeniero, me decía que eso era pa hombres, que debía dedicarme a una profesión más femenina; Esos que solían abrazarme sabroso y llamarme “mi nieta querida”. Y la que me queda, la viejita que suele preguntarme cuando me casaré y tendré bebes, sí, esa que cuando está contenta canta “el cocotero”…

Amor es aquel hombre que aún ahora me sienta en sus piernas como solía hacerlo cuando era sólo una niña, el que me mira con orgullo y me llama hija, mami, mi amor, mi vida y cualquier adjetivo que indique la grandeza de su amor, esa mujer que aunque no me dice te quiero, se pelea con cualquiera que ose hablar mal de mi, esa por la que he ofrecido golpes a quienes han querido meterse con ella…

Amor son esos niños que se me tiran encima y se guindan de mis piernas, esos mismos que me caen a besos y a veces lloran porque me voy…

Amor son esas dos mujeres que se parecen a mi hasta en las diferencias, esas que me sacan de quicio, esas por las que daría la vida sin pensarlo, las que cuando están mal acuden a mi, esas que llevan mi sangre y cromosomas, esas mismas que comparten conmigo esos amores antes mencionados…

Amor es esa mujer que me dice que aunque no me acunó en su vientre, soy la mayor de su descendencia y que me adora…

Amor es ese hombre, que por imaginarlo me pertenece, pero que no es mío, porque no lo tengo, no está aquí, porque no me quiere, aunque lo invoque a diario, es ese que al pensarlo me hace llorar por extrañarlo y al mismo tiempo me hace sonreír por recordarlo, a él, a sus personajes y sus locuras…

Amor es lo que quise plasmar en estas líneas, fue lo que te pedí que no despertaras en mí, es lo que siento por las noches cuando ya no puedo hacer callar a mi corazón. Es lo que no quieres que sienta, es lo que crees que no siento, lo que tal vez sientes por otra; es ese gato al que bauticé con tu nombre y que se metía en mi cartera como pidiendo que lo trajera a casa.

Amor es esa palabra que ya no cuesta nada decir y que llevo grabada por todo el cuerpo y con la que mi mirada se te presenta, es este miedo, son estas ganas locas de robarte un beso, son mis manos queriendo anudarse y nunca soltarse de la tuya, eran esos mensajes de texto donde intentaba de un modo “poético” expresar lo que sentía, lo que nunca he dejado de sentir…

Amor es el pánico que se apodera de mi al pensar que podrías leer esto, es el coraje con el que me digo: “Bleh, que piense lo quiera, esto es lo que soy, esto es lo que él despertó”

Y sin arrepentimientos digo:

“Amor es lo que siento por vos”.

Carta de despedida #5 (De las cartas con destinatario)

Querido "Destinatario":


Te parecerá extraño el motivo de mi misiva, o la misiva en sí, pero es que no conozco una forma más efectiva para mi que ésta; escribir.
La verdad es que debí haber escrito esto en Julio del año pasado; ahora, un año después te escribo para decirte adiós.
No ha sido fácil, yo te advertí desde el principio que mi problema es y siempre será que cuando doy mi corazón lo doy completo, que cuando quiero lo hago con todo... Cambiar eso, siempre lleva tiempo y para eso, también se necesita soledad. Tu no ayudas a que yo te pueda superar, siempre estando ahí, siempre apareciendo, llamándome, escribiendo, estando. ¿No te diste cuenta que yo nunca escribía o llamaba? No era por no extrañarte, era por no joderme a mi misma. ¿Que te vas a estar dando cuenta de nada? Eres demasiado egoísta, estás demasiado ensimismado en tus problemas, tus relaciones y las locas que te persiguen que ni cuenta te das del daño que me hiciste y que me haces.
¿Que crees que siente alguien cuando quiere y cree que lo quieren, pero luego ya muy tarde se da cuenta que no es correspondido? Que nunca lo fue...
Yo no soy de las que manipula a nadie, no soy de las que ruegan por amor. Eso no te gustó.
Después de mucho análisis, llegué a la conclusión de que aunque nunca me quisiste, tampoco querías dejarme ir, ¿sabes que? Te estoy dejando ir yo a ti.
Te la das de bueno, ante los ojos de todos eres un santo, no digo que seas malo, sólo digo que no eres tan bueno, ya ves que jugaste conmigo, eso no lo puedes negar. Estabas advertido, te dije que me habían herido y me tiraste a matar. Un santo no hace eso, ¿verdad que no?
Siempre he querido saber, ¿que necesidad había de hacerme pagar por los pecados de otras, de hacerme lo que te hicieron, de devolverme una moneda que nunca me perteneció? Dime, ¿tenía yo la culpa?
Ahora tengo que hacer lo propio, alejarme por mi bien, para continuar, para evolucionar, despegarme de ti para poder vivir, para volver a sentir, para caminar por mi propia vida.
Espero algún día poder ser tu amiga nuevamente, pero ese día no será pronto. Hay demasiado daño por reparar...
Sólo me queda desearte que seas feliz, que dejes a un lado esos dolores de alma que no te hacen bien, que apartes tus tormentos y vivas, que disfrutes cada tropiezo, que te permitas vivir. Esta es tu tercera oportunidad, cuídala bien.

Con amor se despiden:

Pinky, Princesa, Tornillo de lente, Boca de liga, Leona Andara.