Welcome to the jungle:

Aquí hay de todo un poco, disculpa el enredo y la cursilería.
Pase, tome asiento, siéntase como en casa...

Perdida.

Por: Em T Posteado el 4/27/2014 01:55:00 p. m. 0 comentarios

Caminando por las calles de la ciudad donde siempre he vivido no podía decir dónde me encontraba o hacia donde iba.
Estaba perdida.
Algunas lágrimas me impedían la visión de vez en cuando, justo en el momento en el que la aprehensión se hacía casi insoportable.
Corría sin rumbo, corría cada tarde, corría incluso cuando me sentaba o cuando dormía. El aire se ausentaba de mis pulmones por momentos y me ahogaba. Mi pecho se sentía como una cavidad para huesos, con músculos sobre ellos… Pero de alguna manera no sentía nada ahí dentro más que el músculo que bombea sangre latir desesperado, ruidoso, apurado, desentonado, dando traspiés… Pero nada más.
Estaba vacía.
Mi piel perdió sensibilidad y mi estómago a duras penas retenía el alimento. Un dolor físico general acompañaba mis días, dolor sordo y sin sentido. Era como estar en un agujero negro, me tragaba, me aprisionaba, me dejaba sin respiración. Era casi insoportable. -Quita lo de “casi”.- ¿Cómo coño se puede sentir tanto dolor en el cuerpo y al mismo tiempo no sentir nada? Respirar dolía, moverse dolía, incluso pensar dolía… Pero si algo o alguien intentaba algún tipo de contacto, de la clase que fuera, no podía sentirlo.
Estaba entumecida.
La gente hablaba, preguntaba, reía, se quejaba; todo a mí alrededor. Yo no podía saber realmente por qué lo hacían. Se daban cuenta de que parecía ausente y preguntaban cosas sobre las que hablaban, por lo que reían o se quejaban. Siempre respondía mecánicamente porque, aunque mi mente estaba ausente, mis oídos funcionaban a la perfección.
Ya no estaba.
Después de un tiempo supe con certeza que aunque eventualmente llegara a prestar atención a todo nuevamente y volviera a reír todo sería producto del momento, no trascendería, no sería algo duradero… Y mis pulmones nunca más volverían a funcionar correctamente.
Me moría.
De alguna manera, no sabría decir cual, no había vuelta atrás.
¿Qué pasó conmigo? ¿Dónde mierda estoy? ¿Por qué ya no lucho? ¿Por qué no puedo sentir nada? ¿Quién demonios soy ahora?
Me perdí.
...
Me entumecí.
...
Me ahogué.
...
Me fui.
...
Morí.

Seguiré mutando, readaptándome, amando, viviendo… Y sin embargo, no podré encontrar, reanimar ni revivir esa parte de mí que se fue contigo cuando decidiste marcharte.

Y siento que con eso te perdiste tú también, te fuiste entumeciendo, te ahogaste y moriste… [Al menos para mí]

.:Nunca:.

Por: Em T Posteado el 1/24/2014 04:22:00 p. m. 0 comentarios
Con el conocimiento de cómo era se acercó al espejo y miró lo que éste reflejaba.

Se miró largamente; miraba atentamente su cara, no era precisamente bonita, tenía grandes y almendrados ojos marrones, su nariz era recta y pequeña, pero no lo suficientemente delicada, sus labios demasiado llenos, su rostro era alargado, la piel salpicada con muchas pecas y unas manchas de sol como las que le salen a las mujeres embarazadas. Esa era su marca, su desdicha.

Su cuerpo no era delgado, tampoco era gruesa.

Su pecho no era gran cosa.

Siguió bajando la mirada hacia su abdomen, tenía algunos rollitos, sus caderas eran amplias, su trasero gordo y sus piernas rollizas.

No le gustaba lo que miraba. Volvió la mirada hacia arriba en su reflejo, su cabello era una maraña alocada, era castaño con reflejos rubio ceniza y mechas que alternaban entre los dos colores, se rizaba de la mitad hacia abajo y lo usaba largo.

Seguía haciendo un examen exhaustivo de su apariencia e iba entristeciéndose cada vez más.

No entendía que atractivo podía ver alguien en ella.

Quería sentirse un poco atractiva ante sus propios ojos, nunca se había sentido de esa manera hacia sí misma, aunque era consciente de que alguna vez lo fue, cuando aún no estaba marcada.

Miraba fotografías viejas, esas donde aparecía con la gente que alguna vez había amado y se miraba atractiva.

«-Tal vez esa sea una de esas cosas que te hace el amor» Pensó la chica.
«El amor hace resplandecer a las personas, o eso dicen, ¿no?»

Se sintió aún más hundida ante aquellos pensamientos.

Realmente había amado con todas sus fuerzas, pero su inseguridad y sus miedos habían terminado por alejar a aquellos a los que tanto había querido.

Estaba de alguna manera resignada a estar sola, no porque no le gustase el sexo opuesto, o porque fuera incapaz de querer, sino por tener la plena convicción de no ser buena para nadie, ni siquiera para sí misma.

Demasiado posesiva, demasiada celosa, demasiado intensa, demasiado perspicaz. Todo lo que no debería tener nadie en demasía, ella lo tenía como para comenzar un negocio de exportación y hacerse asquerosamente millonaria.

Había tenido en su vida personas realmente buenas, pero ella no era digna de ellos y por desgracia de ella ellos terminaban dándose cuenta. Nadie estaba dispuesto a luchar contra su lado oscuro. Nadie nunca lo haría.

Estaba segura como el infierno que ella sería capaz de luchar contra las adversidades, las aversiones, complejos y contra cualquier cosa que enturbiara el bienestar de alguien a quien ella amase, pero no podía luchar por ella misma, porque pensaba que no era digna de tal cosa.

« ¿Para qué? No vale la pena» Pensaba siempre.

Con esa tristeza instalada en su pecho y acostumbrada a sentirse de esa forma se vistió y salió a la calle a enfrentar un nuevo día con los audífonos puestos, aislándola del mundo y de sí misma, para vivir el día como cualquier otro.

Caminaba viéndolo todo sin mirar nada.

Ahí estaba él, en el mismo café de todos los días, tan lejano de ella como siempre, tan apuesto y fuera de su alcance. El la miró y ella retiró la mirada avergonzada por haberlo mirado, con su feo aspecto y sus marcas.

Él siguió mirándola con melancolía, sin entender por qué ella hacía exactamente lo mismo todas las mañanas, luego se iba antes de que él pudiese decirle nada.

Iba todas las mañanas al mismo café para verla aunque fuese un momento, con la esperanza de que ella algún día lo mirase por más de cinco segundos, de poder hablarle o siquiera saludarla.

Ella siempre se iba de la misma forma.

Ellos nunca conocieron lo que el otro sentía.

Siempre coincidiendo, nunca hubo contacto.

No se reconocieron.


Ambos envejecieron, acompañados, pero solos.

...Abrazos...

Por: Em T Posteado el 1/24/2014 03:58:00 p. m. 0 comentarios
…Abrazos, de tus brazos…

Nunca el tiempo será suficiente para que pueda olvidarte.

Aun me parece ayer, aun puedo sentir tus manos grandes y gorditas, tus dedos gruesos, tu espalda ancha y esa mirada de miel, dulzura sobre mi, el calor que emanabas y por sobre todas las cosas, la seguridad que sentía en cada uno de tus abrazos, tus besos, tus palabras, tus gestos, todo en ti me decía que eras de esas personas que no se repiten dos veces en la vida, no eras como los demás y los demás no querían ser como tu, eras especial en la mejor de las maneras, eras único, lo sigues siendo.

Muchas noches han pasado desde aquellas en las que me rodeabas con tus brazos, porque siempre estábamos unidos de alguna forma, tu rodilla rozando las mías, tu brazo pegado al mío, nuestras manos unidas, abrazados, incluso aquellas veces en las que nos acostábamos a ver televisión terminábamos enredados, se abrazaban desde nuestras piernas hasta los brazos, como si nos hubiésemos anudado, yo era como un tornillo y tu la rosca, cualquiera podría pensar que era súper incomodo ver la televisión así, pero nosotros necesitábamos el contacto, yo necesitaba de la seguridad de tu cuerpo amarrado al mío, del contacto constante y tu necesitabas mi agarre…

O al menos eso parecía.

Contaba contigo y tú conmigo.

Le decreté al universo que sería en alma y mente siempre tuya y así ha sido hasta ahora.

A ti te cumplí todas las promesas que hice y ni eso fue suficiente.

He estado culpándome todo este tiempo por lo que pasó y lo que no, culpé mi carácter explosivo, culpé a mis berrinches, a mi necesidad de estar cerca de ti, a mis celos, a mi inseguridad y a mis miedos.

Pero yo sola no eché a todo perder, porque hasta para cagarla se necesitan dos.
-Tú mismo tenías un carácter bastante difícil-.

A estas alturas ya no es cuestión de quién tuvo la culpa de qué.

Solo me pregunto a veces, ¿qué pude haber hecho diferente para que justo ahora no me odiaras?

Aún no sé la respuesta, aún la sigo buscando en abrazos de otros brazos.

Porque la gente se cansa de estar sola, porque ya no quiero seguir en guerra conmigo, porque tanta penitencia puede enloquecer a cualquiera.


Y a veces siento que son los mismos brazos, pero ya no me comprometo con ningún brazo que venga a querer darme la seguridad que alguna vez encontré en tu nido.

#4F

Por: Em T Posteado el 2/04/2013 12:06:00 a. m. 0 comentarios
Comienzan a palpitarme los oídos
la fecha está sobre mi
No hay nada que pueda hacer excepto fingir alegría por su llegada
Otra vez me siento rara...

Los años pasan
nada cambia
sigo siendo aquella que se asusta por el inexorable paso de las horas
algún día seré un cadáver
pero no hoy.

Extrañar tantas cosas
días que fueron perfectos
se supone que debería estar feliz,
pero entonces...
¿por qué estoy llorando?

Extraño el señor que me tocaba el piano
a mis amigas que solían esperar las 12 conmigo
los abrazos
extraño demasiadas cosas, personas,
momentos que ya solo son recuerdos.
Pasado.

Necesito que vengas a abrazarme.
Hoy es mi cumpleaños.
Y estoy llorando.
No, no estoy feliz.

Mañana volveré a ser yo.
Supongo...

...En mis tacones...

Por: Em T Posteado el 1/06/2013 11:18:00 p. m. 4 comentarios
Todo acaba, como ese año que acaba de irse sin más...
Pero también ha comenzado otro.
Un ciclo.
Todo vuelve al punto de partida cuando algo acaba.
Una puerta se cierra mientras otra se abre.
Una mente se abre mientras otra se cierra.
Un corazón sana, mientras otro se rompe.
Un barco se hunde mientras otro llega a puerto.
Explosión, luego paz.
Siempre hay la oportunidad de comenzar de cero.

Y ahí estoy yo.
Abriendo los brazos a esa lluvia de año nuevo mientras fumo un cigarro y tomo un sorbo de vino.
Ya lo se, debo dejar mis vicios.
Pero otras cosas matan mas rápidamente que un cigarro, el café o una que otra copa.
Por el ejemplo, mi debilidad era tu arma más letal y mi decisión es tu muerte.
Y quiero contarte al final de este año tantas cosas,
quiero contarte de los planes que urdí en las ultimas horas del moribundo 2012,
cómo se formaron en mi cabeza caótica y de cómo llegué a conseguir lo que me propuse.
Por ahora no puedo decir nada, me siento supersticiosa, de verdad quiero que se cumpla todo.
¿Y tu? ¿Que quieres? ¿Ya te decidiste a vivir?
No se tu, pero yo acabo de redescubrir que en tacones me veo más bonita,
que puedo mirar un poco más arriba
y que este será mi año para caminar con mis tacones,
y cuando el camino sea lodoso o pedregoso los llevaré en mis manos
a la espera de colocarlos en mis pies nuevamente.
Bailaré, cantaré, me vestiré de fiesta y no estarás invitado.
[Porque estás lejos de mi, porque me he alejado, porque quiero bailar con alguien más.]


 

.: LionEm :. Copyright © 2010 Design by Ipietoon Blogger Template Graphic from Enakei