Carta para Em.

Recuerdo como de niña soñabas con ese amor de la adolescencia que se convertía en el compañero de tus días, como en los cuentos de hadas, pero tus inicios en los asuntos del amor, aunque fue bonito, de cierta forma, estaba muy lejos de ser idílico. Luego pasaron algunos años y conociste el amor de tu vida, pero te rompió el corazón, los sueños, la vida y todo lo demás. Te permitiste enamorarte nuevamente y no hicieron más que jugar contigo (queriéndolo o no) y así fue como llegaste al punto de tu vida donde te hartaste de todo y de todos.

Imagino… No. Sé que te han roto el corazón muchas personas, “príncipes”, amigas y amigos, tu familia, en fin… La gente parece saber cual es tu debilidad e ir directo a por ello, a joderte el bendito talón de Aquiles, a joderte la vida y la existencia.

¿Sabes por qué?

Te lo voy a decir, no es un secreto, es solo que pocos lo aceptan. Das demasiado, amas demasiado y todo eso demasiado rápido. Porque parece ser que “demasiado” es la palabra que te define.

Tan emocional y sentimental como eres, pareces ser un imán de gente que te hace daño.

Llevas en la frente el cartel de pendeja y no haces nada para borrarlo o quitarlo.

No seas tonta, no te dejes, sabes que eres más fuerte que cualquier maldad y que cualquier envidia, ¿porque lo sabes, verdad? Tú has soportado y superado cosas más fuertes y feas que esas y aún sigues aquí, luchando. Entonces, ¿por qué tienes miedo niña?

No te digo que no creas en las personas y que no confíes, porque dejarías de ser tu, pero dale con cuidado, con pausa mi amor, no puedes ir por la vida como si se te fueran a decir en cualquier momento «time’s over» y por eso vivir en una carrera constante, entregar todo de buenas a primeras sin saber si la gente te merece… Por eso es que te llevas tus coñazos.

Ya no eres una niña (de edad), aunque lo sigas siendo de corazón, debes aprender y practicar la prudencia mi Em, porque tu vulnerabilidad la puede oler (como perro) quien quiera hacerte daño.

Cuídate, porque de ti depende que yo siga aquí y pueda decirte al oído o escribirte, de vez en cuando, aunque sea para decirte, «la estás cagando» o un simple «bájale dos» para regañarte o recordarte cuanto extraño a esa niña soñadora y romántica que solías ser.

Si tan solo pudieras volver…

Yo mantendré la esperanza viva de volverte a ver (como sólo en dos ocasiones), esperaré que llegue alguien que saque lo mejor de ti (porque para que pase necesitas ayuda), que vuelvas a ser tu, sin las capas y entonces, yo, seré feliz, por ti, por mi, por las dos, que somos una, aunque ahora estemos divididas.

Vive, sin miedo, por favor.

Te amo, aunque a veces no te des cuenta.

Tu «Emi»

:P