Aceptación

Siempre aparentando ser algo que no eres

Interpretando un papel que no te calza 

No se si alguna vez te cansas

Una vez te dije que quería conocer al verdadero tu

¿Alguna vez te aceptarás?

Sólo tú sabrás.

Pero hoy no hablaré de ti...

Una noche analizando, filosofando en privado, me acepté. La gente solía decirme que mi forma de ser era la culpable de todos mis problemas. Descubrí que tenían razón. Ellos me pedían cambiar, ¡ja! mi primera decisión fue quererme, como soy y como me han hecho ser...

Aceptándome como mujer intensa, dramática, unas veces amargada de frente, otras veces escondiéndome porque me da la gana, porque no es problema de nadie mis problemas, porque con una sonrisa y muchos chistes me quito de encima a aquellos que se alimentan de las tristezas ajenas.

Me acepté como esa no tan femenina por fuera, a pesar de lo que puedan pensar o conjeturar, ya no me interesa, realmente nunca me ha importado, sé que soy algunas veces como una gatita, otras veces soy una leona y me siento orgullosa de la mujer en que me he convertido, conservando todo lo que puedo de la niña que un día fui, comportándome como la niña que no me dejaron ser.

Acepté que los demás siempre verán sólo lo que quieren ver y que muy pocos intentarán profundizar en eso que soy. Mi padre suele presentarme como su hija loca, con orgullo, dicho sea de paso. No puedo estar más de acuerdo y feliz con eso.

Acepto que no es fácil aguantarme, pero una vez que llegas a quererme, no te queda otra opción, que estoy llena de virtudes que desconozco y defectos que me se de memoria y no me preocupa, porque si algo debo mejorar no son las cosa buenas.

Me acepté como fiel amante de la verdad y la libertad, que la anarquía la puedo llevar incluso con madurez y que esa rebeldía de adolescente con la que iba por la vida, puede ser enfocada en cosas "productivas".

Acepté esa parte oscura, mis arrebatos de ira y locura, ahora lo llamo pasión, por lo que hago, por lo que creo, por lo que comparto, por lo que opino, por defender ideas, por demostrar lo que siento, por lo que soy, por la persona que sale a relucir cuando soy realmente yo, entiéndalo como quiera.

Acepté mis malos humores, mis altos y bajos, mi temperamento y lo temperamental que soy, mi dulzura y mi acidez, acepté incluso lo que se esconde bajo mi piel y lo que me hace correr la sangre a raudales.

Acepté mis risas y mis llantos, mis depresiones y mis nostalgias, mis recuerdos y mis olvidos.

Acepté mis gustos raros, las cosas que hago y nadie se imagina, mis egoísmos y esos actos de altruismo que nunca he de contar.

Aceptación ya no busco, la conseguí en mi.

¡Inténtalo tú!