Pensé en robarle un momento a la vida, saborear tu boca, "un ratico nada más", me decía... Añoraba el momento de darte un ultimo calor de mi cuerpo, pero no podía. No había excusa, no se daba el momento, no encontraba un invento con el que pudiera unirnos aunque fuese un solo día, uno nada más. Agarrarnos cual prenda a lavar, estrujarnos, saciarnos y olvidarnos. Eso hubiese sido ideal.
Pero no...
Sucedió que el universo nos puso excusas, después de tanto desear, nos proveyó de momentos y aquellas ganas acumuladas por fin encontraron paz. La paz que solo consigo en tus brazos, la paz de tus besos, el calor de tu cercanía, los detalles, las palabras correctas, esas que tu boca me recita.
La relatividad de la perfección, como el zapato de cenicienta...
¿Que sabe nadie, aparte de ti, de tocarme la fibra, de penetrar hondo y calar en el alma con tan solo un roce? Es sentir que se vuela o se levita, que estas en el lugar correcto, sientes que perteneces y eres pertenecida. Esa mirada que me aletarga, me desnuda, me enternece, me hace tuya...
Quise robarle un momento al tiempo, entrar una vez más en tu vida, de manera fugaz, porque de otra forma no se podía, pero todo dio un giro y me puso con los pies hacia arriba, tu quieres la permanencia, tanto como yo te quiero conmigo, una última vez, pero eternamente.
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1 comentarios:
Sencillamente espectacular !!! identificación total !!!
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