Amando se llega más lejos, sin cansancio.
Este pensamiento asomó a mi cabeza para perfilar una idea...
La idea de hacer el amor durante todo el camino.
No me refiero al amor por las carnes de nuestros cuerpos, ese que nos hace gemir y sudar, no.
Me refiero a la verdadera forma de hacer el amor.
Hacemos el amor al mirarnos,
con esas miradas bobaliconas, o esas otras de entendimiento.
Hacemos el amor con cada sonrisa que por la otra persona se nos escapa.
Hacemos el amor cuando retozamos en la cama riendo como posesos por las cosquillas que nos provocamos.
Hacemos el amor cada mañana al despertarnos con la certeza de haber soñado el uno con el otro.
Hacemos el amor al ir caminando callados, tomados de las manos.
Hacemos el amor con cada abrazo, con cada beso de esquimal, con cada roce.
Hacemos el amor de mil maneras, aún sin tocarnos.
Hacemos el amor cuando hablamos del clima, del café y la falta de dinero.
Hacemos el amor al pelearnos.
Hacemos el amor al perdonarnos.
Hacemos el amor al retarnos.
Hacemos el amor con cada gesto.
Hacemos el amor aún estando apartados.
Hacemos el amor con cada "te quiero" no dicho, pero bien entendido.
Hacemos el amor sin palabras.
Y todo lo aquí dicho carece de sentido.
¿Podrías tú explicar lo que se siente hacer el amor de esta forma?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario