Un miedo visceral,
casi extremo,
me paraliza,
se va apoderando de cada uno de mis nervios,
intento correr,
escapar...
No puedo.
Trato de gritar, pero mi garganta permanece muda.
Mis músculos se van entumeciendo con el frío.
Es de noche, lo sé por el olor del aire, aunque no pueda ver nada.
Me llega una voz, desde lejos, pero no le entiendo...
Me recorre un sudor frío y tiemblo.
Algo me dice que me queda poco tiempo, pero no se para qué exactamente...
Aguardo, trato de colocar mi mente en blanco.
Al instante una luz me ciega y te veo, tan tranquilo, tan callado, en calma, con la mirada en paz.
Logro correr y me alejo de ti y al dar la vuelta ahí estás nuevamente, con los brazos abiertos y una sonrisa en los labios.
Todos mis intentos de huida se hacen vanos y ahí, justo ahí, me rindo.
Son las 7:00am
No he dormido.
Tu voz está en mi cabeza y me desconsuela, me desespera, me enloquece cada vez un poco más...
Por eso me fui,
para no regresar jamás.
0 comentarios:
Publicar un comentario